El coordinador debe tener claramente definido, cuando una falta es leve y cuando es grave para corregirla.
Los defectos pueden darse en posturas, actitudes, en trayectorias o en los movimientos.
Se califican de leves cuando su ejecución no altera el objetivo central del ejercicio. Falta de simultaneidad con el grupo; que un brazo se eleve más que el otro; falta de captación en los acentos rítmicos.
Las faltas graves alteran el objetivo del ejercicio. PI, incorrecta; mal localizado el trabajo muscular; mala técnica de movimiento.
Cuando se detectan faltas graves el coordinador debe evaluar si conviene analizar la dificultad o no insistir en el ejercicio. Lo aconsejable es desistir y reemplazarlo por otro más sencillo.
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